Desde el primer contacto con Javier y con Lidia hubo un detalle que me llamó la atención y es la alegría desbordante que irradia Lidia, con su sonrisa perpetua. Mas tarde, el día de su boda, descubrí que era incapaz de estar sería.
Es una gozada tener cerca a esta pareja, por la felicidad que irradian, por el buen rollo que transmiten y por saber hacer feliz a todo el mundo que les rodea.
La boda de Javier y Lidia se celebró en uno de los lugares mas bonitos que puedan existir, al menos esa es mi opinión, la Ermita de Santa Elena en Biescas, en pleno corazón del Pirineo Aragonés y como no podía ser de otra forma, la sonrisa de Lidia lleno el día de emoción y de sentimiento.
Javier es un poco mas tranquilo, pero hacen la pareja prefecta, completándose, sabiendo dejar el uno al otro ser como es.
Javier y Lidia, os auguro muchísima felicidad y os deseo que nunca nada pueda borraos esa sonrisa tan especial y esa energía que transmitís.
Fotógrafos: Eva Corbacho y Carla Carcas
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